Nos dicen que es de "educación" seguir la regla de no platicar nunca de política ni de religión. Pues parece que todos resultamos ahora muy bien educados cuando se trata de estar al tanto de lo que pasa a nuestro alrededor.
Tijuana sufre mucho de esta apatía e indiferencia hacia el vecino, lo cual nos afecta directamente a nosotros cuando las cosas son de carácter aún más público que el simplemente saludar al tipo que vive enfrente de nosotros.
La conciencia social es la conciencia más sucia que tenemos los humanos occidentales americanizados.
Romperemos las reglas y algunas tradiciones aquí.
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